Paul Haakonsen <[email protected]>

 

LA DUCHA DE LAS CHICAS

By Paul Haakonsen

Translated into Spanish by Salidusmax

Helen se dirigía hacia las duchas de los vestuarios, todavía

llevaba puesto el bañador. Había disfrutado las tres horas que había

pasado en la piscina. Hoy había poca gente aquí, la mayoría chicas

jóvenes. Escuchó unas risitas tontas en las duchas, aunque no le

pareció extraño, al fin y al cabo era una piscina pública.

Cuando entró en la sala de las duchas, no pudo ver a las

chicas que se reían, aunque podía escucharlas. Obviamente eran las

únicas allí. Ninguna ducha estaba funcionando, así que podía oírlas

perfectamente. Decidió echar un vistazo más cerca para averiguar por

qué se reían tanto. Helen encontró una ducha libre cerca y se metió

dentro. Miró hacia el espejo en el muro de enfrente. Podía ver a las

dos chicas bastante bien desde allí.

Las chicas, una rubia y otra morena, estaban en la misma ducha,

aunque el agua no estaba corriendo. Las chicas estaban acariciándose la

una a la otra.

Helen miró al espejo, asombrada por esta visión. ¿Cómo podían

estar haciendo esto en un lugar público? Estudió sus jóvenes cuerpos,

sus curvas firmes, sus tetas redondeadas y largas piernas. Se dio

cuenta de que las dos estaban afeitadas, la rubia no tenía vello

púbico, mientras que la morena tenía una pequeña estela de pelo en su

monte de venus.

En ese momento la morena se agachó enfrente de la rubia. Helen

estaba observándolas atentamente, intrigada y a la vez ofendida por su

comportamiento. Helen vio a la chica besar y lamer el interior de los

muslos de la otra chica, mientras pasaba las manos por el estómago liso.

La chica se centró lentamente en el coño afeitado, acercando la lengua

centímetro a centímetro. Cuando la lengua acarició los rosados labios,

Helen escuchó a la rubia gemir fuertemente.

¿Estás lista, Marian?" dijo la rubia, agarrando a la morena por

el pelo, apretándole la cara contra el coño afeitado.

"¡Sí!" respondió la morena.

Lo que sucedió después hizo que Helen abriera los ojos de par

en par y la dejó con la boca abierta. La chica rubio empezó a mear. El

chorro dorado se dirigía directamente a la cara de la morena, cayendo

en cascada sobre su cuello, corriendo después sobre las grandes y

firmes tetas. Entonces vio a la morena abrir la boca, y desaparecer el

caño dorado en la boca abierta. Helen vio como la chica tragaba y

tragaba. Esto era demasiado, nunca antes había visto Helen algo así.

Esto era repugnante, pero no podía evitar seguir mirando a las jóvenes.

Cuando la rubia dejó de mear, la morena le lamió el coño,

moviendo la lengua sobre los labios empapados, deslizándose dentro de

ella. Helen vio que la morena miraba a la otra chica. La rubia hizo

levantarse a la otra chica, tirándole del pelo. Después las dos chicas

se besaron, encontrándose sus bocas en un beso empapado de meado.

Jugueteando cada una con la lengua de la otra.

La morena se apoyó en el muro, rozando con su culo a la rubia

haciendo pequeños círculos. La chica rubia se arrodilló agarrando con

cada mano una nalga de la morena. Acarició suavemente las nalgas,

explorando con sus manos cada centímetro del firme culo. La morena giró

la cabeza en ese momento y miró hacia el espejo. Helen estaba segura de

que sabía que estaba viéndola. Sus mejillas se sonrojaron, y tuvo que

apartar la vista. Pero los ojos volvieron solos hacia la excitante

visión, Helen no podía evitarlo, se estaba poniendo cachonda con esto.

Gracias a que las manos de la rubia estaban apartando las

nalgas, Helen pudo ver los labios rosados del coño de la morena, pero

le parecía más interesante el agujero del culo. Helen podía ver que

estaba completamente afeitado. Esto era demasiado, tenía que hacer algo

con el creciente calor que sentía en su coño. Lentamente, Helen se

llevó una mano al coño, echando el bañador a un lado, descubriendo su

chocho. Tenía que jugar consigo misma.

La chica rubia se inclinó hacia la morena, acariciándole con

su lengua el arrugado agujero del culo. Helen lo veía todo a cámara

lenta. Vió la lengua juguetear con el agujero, rodeándolo, empujándolo.

La rubia le metió un dedo dentro, haciendo que la morena se retorciera

y gimotear. Helen se metió un dedo en el coño empapado, jugueteando

suavemente con ella, metiendo y sacándolo lentamente, cada vez más y

más profundo.

La chica rubia estaba follando el agujero del culo de su amiga

cada vez más rápida y bruscamente, haciendo que otro de sus dedos se

reuniera con el que estaba ya dentro. La morena estaba gimiendo en voz

alta, frotándose el coño salvajemente con una mano. Helen estaba haciendo

lo mismo, frotar su coño húmedo, usando ahora dos dedos. Nunca había

visto una cosa así, no aquí, desde luego.

"¡Dios mío. Aquí viene!" gimoteó la morena, y apenas habían

salido las palabras de sus labios cuando un gran chorro de meado salió

disparado de su coño. Cayendo directamente sobre las tetas de la chica

rubia detrás de ella. La morena se estremeció violentamente mientras

su amiga le follaba el agujero del culo y recibía el chorro de meado.

Se estaba corriendo, gimiendo y gritando.

Helen se metió otro dedo dentro de su húmedo agujero mientras

se agachaba. Empezó a follarse su propio coño salvajemente, con los

ojos cerrados. Los dedos se movían cada vez más deprisa. Con las imágenes

de las dos chicas vivamente en su cabeza. Estaba tan caliente, Dios,

necesitaba correrse. Los dedos entraban cada vez más profundos. Entonces

lo sintió, la sensación de un orgasmo en su coño. Mientras el orgasmo

la recorría, una maravillosa sensación cálida se extendía por su cuerpo,

tuvo que rendirse a dos emociones. No podía seguir controlándose. El

meado cayó sobre el suelo de la ducha mientras se masturbaba cada vez

más rápido, disfrutando de un maravilloso orgasmo.

"¡Bravo!" escuchó decir a alguien. Y cuando abrió los ojos se

encontró con las dos chicas de pie delante de ella. Las chicas estaban

aplaudiendo, mientras lucían una gran sonrisa. "Eso si que ha sido un

orgasmo" dijo la morena. Helen se sonrojó, sacandose los dedos empapados

en meado del coño.

Las chicas salieron de las duchas, dejando a Helen completamente

sola y empapada, y eso que todavía no se había duchado.